La formación de los colores: primarios, secundarios y terciarios

Si nos dejamos guiar por la teoría tradicional del color (que es la que se utiliza en la confección de pinturas y pigmentos), resulta que existen sólo tres colores que no pueden ser resultado de una mezcla o combinación de otros: el rojo, el amarillo y el azul. Se trata de los colores primarios.

Esto os sonará si tenéis una impresora a color en casa. Los cartuchos de las impresoras son precisamente éstos, además del negro y que se añade con su propio cartucho por ser el color de impresión más habitual, y para no gastar los otros tres rápidamente al imprimir cualquier trabajo en B/N.

Partiendo del rojo puro, del azul puro y del amarillo puro, mezclados adecuadamente con el blanco y el negro, podemos obtener toda la gama de matices de color que el ser humano tiene la capacidad de ver.

Si volvemos al círculo cromático y su representación gráfica, estos tres colores primarios están situados dentro del círculo formando un triángulo equilátero. Es decir, separados entre sí de manera equidistante.

A continuación, y dentro del círculo cromático, se van generando otros colores y que se basan en mezclas de los tres primarios. Se irán colocando entre ellos, más o menos cerca de cada uno de los primarios en función de la aportación de uno u otro para su obtención. Son los conocidos como colores secundarios. Son en concreto éstos:

  • Naranja, resultado de combinar el rojo y el amarillo.

  • Violeta, que parte de la suma del rojo y el azul.

  • Verde, obtenido al mezclar el azul y el amarillo.

Estos colores secundarios a los que nos referimos deben resultar de una mezcla con una proporción igual y exacta de los colores primarios. Es decir, una combinación a partes iguales.

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Porque en realidad, existe una gran cantidad de colores secundarios, que pueden conseguirse con diferentes cantidades de los tres primarios y que entrarían bajo alguna de las categorías de verde, naranja y morado. En función de la proporción que exista de cada uno de los primarios en la mezcla.

Para terminar con la formación de los colores, sólo nos queda referirnos a los colores terciarios, que se obtienen mezclando un primario y un secundario a partes iguales.

Como resultado de estas combinaciones descritas, hemos llegado a conseguir tan sólo doce colores básicos. Y todos los demás colores se consideran variaciones de estos doce, ya sea por combinaciones entre ellos mismos o mezclados con el negro o el blanco.

Pero para entender el uso apropiado de los colores, no basta con tener nociones sobre su origen y cómo combinarlos. Hay propiedades adicionales que resultan fundamentales también en la decoración.

Se trata de tono, saturación y brillo. Conceptos sobre los que mi profesor de PhotoShop no se cansaba de insistir cuando se trata de ajustar fotografías. Y los veremos en muy pocos días. Atentos a la siguiente entrega