¿Armonía o contraste? Los esquemas de color
Por fin ha llegado el momento de empezar a hablar verdaderamente de temas decorativos, después de un necesario repaso a las propiedades del color. ¡Parecía que no íbamos a llegar nunca!
¿Cómo elegir los colores? Pues la elección del color puede responder a diferentes necesidades: reforzar un determinado estilo decorativo, mejorar la iluminación de un espacio con escasa luz natural, ampliar visualmente una habitación, serenar los sentidos… pero en cualquiera de los casos siempre deberemos escoger la correcta combinación de los colores.
Tengamos en cuenta que la teoría sobre combinación de colores nos va a aportar un patrón que nos guiará en la adecuada elección de la paleta de colores. Y conociendo los patrones básicos, adquiriremos una base esencial para posteriormente experimentar con sus posibles variantes.
Llegados a este punto, a la hora de elegir la paleta de color en todo proyecto siempre tendrás que elegir entre dos opciones principales: apostar por la armonía o por el contraste.
Decimos que existe armonía cuando la integración de todos los colores (tonos/matices, brillos/valores, etc.) producen una unidad grata a la vista, que podríamos calificar de equilibrada y serena.
Por el contrario, hablaremos de contraste cuando la inserción de varios colores nos proporciona una percepción más vital y dinámica. Pero ojo, debes tener cuidado: una oposición demasiado violenta entre dos o más colores puede llegar a producir lo que se conoce como desarmonía: una paleta cromática que resulta desagradable para el ojo humano.
Aclarados estos conceptos, ahora llega el momento de conocer qué tipos de combinaciones o esquemas existen, y que se pueden clasificar en tres tipos fundamentales:
1. Esquema monocromático o esquema tonal
La combinación monocromática es precisamente la más simple de todas. Consiste en utilizar un color único como base y sus matices en diferentes tonalidades e intensidades.
Esta aparente monotonía se puede atenuar si aplicamos distintos tipos de texturas, siendo éstas las que provoquen contraste, o utilizando matices de color muy distanciados entre sí. Por ejemplo: rojo oscuro y rojo claro o rosa.
Siendo totalmente prácticos, este es un esquema muy sencillo de lograr y perfecto para ser combinado con una tonalidad neutra. En ocasiones se utilizan también algunos toques de color adicionales para dar fuerza a la paleta.
2. Esquema armónico
Se basa en el empleo de colores análogos. ¿Qué queremos decir con esto? Se denominan colores análogos a aquellos que tienen un denominador común. Si aprovechamos el círculo cromático que ya referenciamos al hablar de la teoría del color, serán aquellos que se encuentran contiguos en dicha rueda cromática en un recorrido a derecha o izquierda de hasta unos 120 grados.
Aplicados en un diseño constituyen un «esquema armónico» o «esquema de colores análogos». El resultado es que conseguimos una combinación de contrastes suaves.
Por regla general, en todas las combinaciones existe un color dominante y otro subordinado que se encuentra en menor cantidad (podría ser por ejemplo el amarillo como dominante, y el amarillo-verdoso y el amarillo-anaranjado subordinados). Volviendo al círculo cromático, se trata de un color primario y los terciarios adyacentes en el círculo, es decir, que están uno al lado del otro.
¿Qué supone esto en la decoración? Pues que si eliges colores análogos, la armonía visual entre ellos está garantizada, de manera que consigues crear un ambiente en el que los colores en la decoración son adecuados y combinan bien entre sí.
3. Esquema de contraste
Los colores complementarios son los que se encuentran enfrentados en el círculo. Para que te hagas a la idea, podrían ser por ejemplo verde y rojo, o violeta y amarillo… teniendo en cuenta que los complementarios de los primarios son los secundarios.
Estos generan un alto contraste sin caer en la desarmonía y pueden ser utilizados en distintas tonalidades cada uno de ellos, y en especial combinados con neutros.
Si estamos ante decoraciones aburridas o poco vitales, podemos animarlas con ciertos detalles con objetos en colores complementarios.
La introducción de estos colores en la decoración es absolutamente acertada si lo que queremos lograr es un estilo con fuerza en el que el contraste sea equilibrado.
Uno de estos ejemplos sería la combinación del violeta con el amarillo o del verde con el naranja. ¡Sin duda alguna es otra manera de llenar de color tu casa!
Además de estos tres esquemas que podríamos calificar como principales, todavía hay unos cuantos más, pero son más complicados de gestionar. Son concretamente éstos:
Complementarios divididos. En esta ocasión, la combinación se consigue utilizando un color y los adyacentes de su complementario.
Complementarios divididos. En esta ocasión, la combinación se consigue utilizando un color y los adyacentes de su complementario.
Triadas o tríos armónicos. Los colores de una triada son justamente 3 colores equidistantes en el círculo cromático. Es decir, que, si trazamos un triángulo equilátero en el círculo cromático, el trío armónico estará formado por los tres colores que quedan en los vértices. Un par de ejemplos podrían ser la combinación de los colores primarios (amarillo, azul y rojo), o los secundarios verde, naranja y violeta. Cierto es que resulta una combinación de máximo contraste, y puede ser visualmente excitante, pero por tratarse de una combinación demasiado “violenta”, se utiliza relativamente poco y siempre con mucho cuidado.
Tétradas. Resulta de la elección de cuatro colores del circulo cromático, situados a la misma distancia para así crear una armonía.
Complementarios divididos. En esta ocasión, la combinación se consigue utilizando un color y los adyacentes de su complementario.
Gama acromática del blanco y negro, y que también incluye el color gris. Qué duda cabe que el negro y el gris también son colores, si bien son menos vivos. Estos tonos neutros sirven para dar sobriedad y seriedad a los espacios. Puedes combinar blanco y negro, negro y gris o los tres juntos para crear un efecto armonioso.
Dobles complementarios, complementarios aproximados, complementarios mutuos o adyacentes son también otras opciones posibles a la hora de seleccionar un determinado esquema de color.
Termino indicándote que, al elegir el esquema de color de una habitación, recuerda que como mejor se logra el equilibro es con una mezcla de colores cálidos y fríos. Y es un tema que vamos a tratar precisamente en mi siguiente publicación.