Suzani, un toque étnico y de color que no puede faltar en tu decoración
Aunque sé que tenía pensado continuar con los contenidos sobre el color, ahora que nos toca cambio de armarios y renovar de paso la decoración en nuestras casas, he preferido hacer una pausa, cambiar de temática y hablaros de otro de mis temas favoritos: los textiles. Y más concretamente de los suzani, una tela decorativa de origen asiático que me tiene enamorada.
Y me viene a la cabeza porque el año pasado, allá por verano estuve en Tánger y compré uno en un anticuario maravilloso, el bazar Tindouf, haciendo una escapada en ferry desde Tarifa. Y lo sacaré de su funda en el armario para volver a tapizar con él la cama de mi dormitorio.
Una tela bordada a mano, vistosa, colorida y normalmente rectangular
Un suzani es una tela bordada a mano, típica de las tribus nómadas de Asia Central (Tayikistán, Uzbekistán, Kasajtán y países cercanos), cuyo nombre proviene literalmente de la palabra tayico-persa “suzan”, que significa “cosido con aguja”.
La base suele ser de algodón, y ocasionalmente lino o seda, con un fondo uniforme. Sobre esta base se bordan elementos en seda o hilo de algodón con motivos florales, geométricos o patrones abstractos.
Lo primero que caracteriza un suzani es su peculiar diseño esquematizado, donde podrás encontrar colores rotundos que confieren a estas telas un aspecto tan moderno.
Todos ellos comparten un estilo de diseño y técnicas similares: bordados o apliques sobre telas lisas, y empleo de colores serenos y brillantes con los que se plasman motivos geométricos, vegetales y de otros elementos naturales. Existen varios estilos de suzani dependiendo de su zona de origen: Bukhara, Istaravshan, Kulob, Lakai, Nurata, Samarkand, Shahritus, Tashkent…
Normalmente los diseños reproducen figuras geométricas (el sol o la luna), gran variedad de especies vegetales (hojas, granadas, tulipanes, claveles o lirios) e incluso siluetas de animales (peces, aves). Para dibujarlos se emplean colores planos con acabados brillantes, cuya simbología hace referencia entre otras cosas a la fertilidad y la vida.
Así pues y según su procedencia, el suzani de Istaravshan tiene grandes flores redondas de muchos colores. El suzani de Samarkand presenta ornamentos antiguos ricos en contenido, bordados principalmente con hilos de seda. El suzani de Bukhara se caracteriza por su inusual combinación de colores (mezcla de gris y azul, púrpura y violeta, hilos de color amarillo claro y naranja), y el suzani de Kulob y Shahritus, en gran medida incluye ornamentos tanto florales como geométricos que se distribuyen con gran exactitud.
¿Cómo se elaboran los suzani?
En todos ellos la base suele ser principalmente de algodón en la que se borda con hilo también de algodón o quizá de seda. Pero también puede ser al revés: telas de seda con un bordado de algodón encima. Estas telas a menudo se tiñen ligeramente para producir un suave tono beige, el llamado "lavado de té". Y ocasionalmente se usan otros colores para estas telas que constituirán el fondo del suzani.
El artesano dibuja sus diseños a mano alzada sobre un fondo plano, que servirán de guía para tejer con sumo cuidado. Si la tela es muy grande, una vez dibujada se suele cortar en tiras que se unirán después de ser bordadas por diferentes manos artesanas.
Las técnicas de bordado empleadas son punto de cadeneta, puntada de satén y presilla de hilo. De tal forma que, variando la dirección de la aguja, el grosor del hilo y los colores, se consiguen los efectos de textura y profundidad deseados.
Siendo piezas elaboradas a mano, los bordados pueden llegar a ser verdaderamente laboriosos. Y no tienen nada que ver con los diseños modernos realizados por máquinas industriales. De hecho, por su carácter artesano y hasta cierto punto doméstico, lo normal es que los suzani sean irregulares tanto en el corte como en su acabado.
Por todos estos motivos, la conservación y limpieza son tareas delicadas, y por ello no es fácil encontrar piezas que sean verdaderamente antiguas. Los suzani más antiguos que se conservan en museos y colecciones privadas corresponden a finales del siglo XVIII y principios del XIX, pero es probable que estuvieran en uso mucho antes de esa época.
A la hora de valorarlos, cuentan cuatro importantes factores: laboriosidad del bordado, antigüedad de la pieza, tamaño y estado de conservación. Además del valor estético y su singularidad, que en cierto modo ya entran dentro de lo subjetivo.
Creándose de muchísimas dimensiones, lo habitual es que sean de metro y medio de ancho, pero pueden ser tan pequeños como para tapizar un cojín. Como indicábamos antes, por lo general las piezas más grandes se dividían en tiras que, trabajándose por separado, posteriormente se unían para cubrir superficies más amplias. Que podrían llegar incluso a los 3 x 3 metros. Precisamente por esas dimensiones a veces el dibujo de las distintas piezas no encajaba perfectamente tras unirlas.
¿Para qué finalidades se creaban los suzani? Los colores de la vida
Siguiendo técnicas ancestrales, en muchas tribus estas valiosas piezas se creaban para formar parte de la dote de la novia y se empezaban a confeccionar incluso desde el nacimiento de una hija para su ajuar. Directamente por la madre, o participando las mujeres de la familia, repartiendo el trabajo entre ellas. El tiempo que llevaba confeccionar uno a la manera tradicional, enteramente a mano, podía llegar a los dieciocho meses.
Concebidos siempre como ornamentos, bien podían adornar el salón para la boda, el altar, un baldaquino para cobijar a los novios en alguna fase de la ceremonia, o para cubrir el lecho nupcial. Hago un apunte rápido para indicaros que precisamente el origen de la palabra baldaquino proviene del italiano baldacchino, que corresponde a la manera con la que se conocía la ciudad persa de Bagdag en la Edad Media.
Los suzani ofrecen una gran riqueza cromática debido a los tintes naturales que se emplean para confeccionarlos. Al menos así era antes, ya que hoy, bordándose todavía a mano, se emplean ya productos sintéticos.
De hecho, la diferencia entre los suzani más tradicionales realizados con materiales teñidos con tintes naturales y aquellos que se confeccionan con materiales sintéticos teñidos químicamente es significativa. En algunas piezas de teñido sintético los colores no son estables y por lo tanto no pueden ser limpiados alegremente…
Entre los colores, nos podemos encontrar por ejemplo con motivos en colores berenjenas y marrones, sobre fondos que bien pueden ser naturales o incluso rojos. Al comentar los orígenes según ciudades, ya indicábamos que determinadas combinaciones y esquemas de color son típicos de algunas de ellas.
En ocasiones cada color tiene su propio significado. En el caso de los naranjas y amarillos, sus puntadas representan el conocimiento, los azules sugieren el cielo, los verdes que encarnan la juventud, y rojos (cómo no) significan fuego. Pero al final, la simbología y sus significados dependían de la tribu, la familia, la religión y el propio artesano.
Alfombras, colchas, tapices, manteles, cojines y bolsos
Están súper-de-moda. No os puedo decir más. No hay más que ver que son fuente de inspiración para los creadores de telas maravillosas y estampados habituales en muchos proyectos de decoración.
Y es que las aplicaciones de los suzani son realmente variadas, dependiendo claro está de su superficie y tonalidades. Se han convertido por mérito propio en apreciados elementos ornamentales.
Hoy los vemos colgados como tapices, en los suelos, cubriendo camas a modo de colchas, en las mesas como vistosos (y delicados) manteles, como base para hacer cojines y también bolsos. Y podríais identificarlos como inspiración para adornos y bolas de navidad.
Dónde encontrarlos. Mi modesta guía de compras
El foco principal de producción sigue estando en Asia, principalmente en la región del actual Uzbekistán. Si tenemos la suerte de viajar a Estambul, nos encontraremos con maravillosas tiendas especializadas. Y la venta online también puede ser una estupenda oportunidad para haceros con uno.
¿De qué rango de precios estamos hablando? A partir de 250 €, el precio dependerá de los factores que os indicaba al principio de mi post: laboriosidad del bordado, antigüedad de la pieza, tamaño y estado de conservación. Y por supuesto, de dónde lo compréis.
Si tenéis la oportunidad de visitar los museos Metropolitano de Nueva York o el Victoria&Albert de Londres, podréis admirar piezas maravillosas del siglo XIX.
Becara. No son económicos, pero de una calidad excepcional y maravillosos. Siempre podrás coincidir con su rastrillo para conseguir una buena oportunidad.
Tailak. Con tiendas en dos barrios de gran atractivo en Madrid (Chueca y el Rastro). Suelen tener mucha variedad y buenos precios.
Pequeña Inglaterra. Una tienda muy especial y con encanto en pleno barrio de Salamanca, que merece totalmente la pena visitar. Puesta con muchísimo gusto.
Nuevas Galerías. En Ribera de Curtidores 12, en pleno Rastro de Madrid, justo enfrente de las Galerías Piquer. Buscar un suzani puede ser la excusa perfecta para acercarse cualquier día. Menos un lunes, porque cierran.
Aunty B. Les encontraréis en Chueca y Aravaca. Tienen una sección online con suzanis, y renuevan mucho su colección porque están viajando continuamente.
Os dejo algunas imágenes en las que los suzani son los responsables de aportar personalidad y colorido a la decoración de salones, salas de estar o dormitorios. La mezcla de lo foráneo con lo autóctono siempre resulta enriquecedora en la decoración. Y piensa que se trata de un bordado que puede utilizarse en cualquier ambiente, desde lo más clásico a lo más contemporáneo.
Lamentablemente las fotos no pueden mostrar la maravilla de los colores y sus texturas. Pero os podrán dar una idea… Si quieres que te acompañemos de tiendas, contrata nuestros servicios de personal-shopper deco.